Era lunes. Era el primero de Julio. Qué joven
eras. Te ves hoy y decís que joven era. Es injusto en cierto modo. Si bien
pasaron 38 años y ya no sos tan joven, dudo que alguien diga que sos vieja. No vamos
a hablar de tu edad aunque no sea algo que te moleste sobremanera. Al menos no
en la superficie. Estás impecable para la edad que tenés. Me pasé de atrevido. Realmente
no parece la edad que tenés. Sin dudas alguno de los amigos de tus hijos habrán
fantaseado con tirarte algunos tiros, cumplís con el rol de veterana
interesante para un chico de la edad que vos tenías hace aproximadamente 38
años. Te reís cuando te digo cosas como esas. Vos porque me querés decís. Es cierto.
No pretendo ser objetivo, no soy neutral con vos, claro que no, no soy neutral
con nada, vos mucho menos.
El asunto es que eras
joven. Yo también pero estamos hablando de vos. La figura elegida para hablar
de lo que vamos a hablar sos vos. Era lunes. Hacía frío. Al menos vos sentiste
frío. Ese frío en los huesos que se siente más poderoso que el frío posta, frío
interno, el frío de la soledad, del desamparo. Chispeaba. O algo así. Llovía. ¿Llovía?
¿Importa? Para vos y para muchos llovía y sabías que iba a llover mucho más. Que
la lluvia recién empezaba. Una lluvia que parecía que no iba a terminar nunca.
Al viajar hacia aquel
primero de julio las imágenes se te mezclan. Las ves difusas. No te remiten
solo al 1-J. Se te vienen a la memoria otros dos días dolorosos. El primero de
Mayo. Y el 27 de octubre. Vas al 1-M primero. No sabés porque se te enciman
esas dos fechas. O si. Fue el presagio de lo que se venía. No es azarosa la
asociación. Son fechas históricas, estabas viviendo la historia, la Historia
con mayúsculas, la historia se te metía por los poros, te atravesaba, te
deslumbraba. Y te daba miedo. Así es la historia. El miedo es parte de ella
pero hasta ese momento estaba escondido, en un claro segundo plano.
El 1-M volviste a tu
casa engranada. Caliente como una pipa solés decir. Por todo, por las broncas,
por el desenlace, por la ruptura manifiesta. Llegaste con cara de orto. Un orto
serio, hay ortos que son lindos, no era el caso. Apenas entraste viste a tu
viejo, al gorila de tu viejo. Nunca pudiste creer que fuera tan gorila. Él nunca
pudo creer que vos no lo fueras. En un punto sí. Fue culpa de la peronista de
tu vieja. Te miró. Vos ni le dirigiste la mirada. Vos no lo viste pero tenía
una sonrisa dibujada en la cara el muy choto. ¿Y? ¿te dije no? ¡cómo los echó el viejo de la plaza!, ¿te
lo dije o no te lo dije? Ahí sí que lo miraste. ¡Y cómo! Ojalá nunca
nadie me mire como vos lo miraste a él ese día. A mí no me echó nadie. Yo me fui solita dijiste
y rajaste derecho para tu pieza. No podías creer que fuera tan
cruel. ¿Por qué? ¿Te odiaba? ¿No había
aprendido nada en todos esos años que fueron desde el ’55 hasta el ’73? No, no
había aprendido nada. El odio lo cegaba. ¿No se daba cuenta que si se pudría
todo no la ibas a pasar mal solo vos que, según él, fuiste echada de la plaza? No entiende
nada dijiste. ¿Cómo puede ser tan gorila? Estabas re caliente pero no solo
con tu viejo sino con el Viejo y con todo y con todos. ¿Cómo se pudo llegar a esto?
No te hacías la cocorita con eso de yo me
fui solita. Eso era sólo para torear a tu viejo gorila. Entendías que era
inevitable que todo terminara así pero no creías que todo fuera a terminar así. Tan
rápido, tan solo 2 meses después, sin margen para nada. Te habías ido enojada
por los insultos, los recibidos y los lanzados. Estaba claro que eras imberbe,
eras mujer y eras joven. Nunca te sentiste estúpida, solo cuando el pelotudo de
tu viejo te dijo te
lo dije o no te lo dije y no porque tuviera razón sino porque te lo
decía él para hacerte sentir una estúpida, una boluda que no entendía nada. Estabas
enojada pero no eras estúpida. ¿Qué pretendíamos? ¿Que lo putearan y que le
dijeran puta a su mujer y no nos puteara? Uno se enoja, es parte del asunto,
uno se enoja con alguien a quien quiere y no con alguien que no le interesa.
Los tiempos en
aquellos tiempos iban a los pedos. Como ahora. Así es el peronismo cuando
transforma. Todo es veloz, el tiempo es
veloz como dice la canción, la historia en carne viva. La relación entre el
1-M y el 1-J que se te venía a la cabeza cada aniversario del primero de julio
tenía su razón de ser, suponés. Tiene que ver con el hecho de que en esos dos
meses asumiste que todo podía arreglarse, que era cuestión de conversar, de
bajarse del caballo, que era posible otra salida, que si no era juntos nada
bueno podía salir. No contaste con la finitud de la vida. Pequeño detalle. El Viejo
se murió. ¿Cómo pensarlo? ¿Cómo imaginarlo? El Viejo no se podía morir. ¿Cómo se
iba a morir si era el superhéroe que había venido hacía menos de un año a
resolver lo que no se había resuelto en 18 años? Sólo él podía hacerlo. Con la
participación de todos. No hubo tiempo. No hubo tiempo para nada.
La noticia no se
volvería tolerable. Era realmente intolerable. Por eso sentiste el frío en los
huesos, en la piel, inmersa en ese velorio multitudinario. Sabías porque estabas
ahí, el pueblo, todo el pueblo sabía porque estaba ahí. Estaban ahí por el
recuerdo de lo que había sido, por los años felices del peronismo, por los años
dolorosos de la Resistencia, por el despojo del que había sido objeto el
pueblo, por eso estaban ahí. Vos y el pueblo. Te daba cosa decirte pueblo, te
sentías muy chica para jactarte de ello. No habías sufrido todo lo que ese
pueblo peronista habías sufrido. Ni el nombre podían decir. Ni Perón. Ni cantar
la marchita, les habían robado todo. Por eso lloraban como lloraban. Por eso
llorabas como llorabas en esa cola interminable para despedirlo. También estaban
allí, llorando, por la ilusión de volver a ser lo que se había sido. Un pueblo
feliz. Con trabajo, con un manguito en el bolsillo, con futuro. También estaban
allí, llorando, por tener la certeza de que, ese día, con la muerte del Viejo,
nada bueno vendría. Nada. La lluvia seguiría por largo tiempo. Y sería feroz. Y
parecería interminable. Pese al frío, pese a la lluvia, sentiste que estaban al
horno. No se decía estamos al horno hace 38 años pero la sensación era ésa. Ni más
ni menos. Por eso había que estar ahí. La Historia viva estaba ahí. Y se presagiaba
trágico el futuro. Ahora si estamos solos te dijiste. Definitivamente la
noticia no se volvería tolerable.
El 1-J no solo se
había muerto el Viejo. Se moría una
esperanza, una idea, una ilusión enorme corporizada en ese hombre. Pensaste que no volverías a vivir algo así. Hasta que
una noche te viste otra vez en la calle. En la otra fecha que se te mezcla con
el primero de julio. Era un 27 de octubre. Estabas en la plaza, 36 años después
llorando a otro líder excepcional. No estabas sola, estabas con tu hija. Lloraban
las dos. Se abrazaban. Estabas triste pero agradecías porque aquel primero de
julio no fue la última vez que lloraste a un líder excepcional. Pero el
27-O no sentiste el desamparo que sentiste aquel 1 de julio. El de la muerte de
Perón. El de la muerte de tu ilusión juvenil, de tus sueños adolescentes. Ya no
sos tan joven, es cierto, lo maravilloso no es sólo la música que se llevó el
General en sus oídos, ni la juventud que se fue puteando el 1-M para volver
llorando el 1-J, lo maravilloso es que vos, hoy, como hasta el día previo a ese
primero de julio frío, lluvioso, de 1974, te sentís joven, otra vez…
LA VERDAD ESTOY LLORANDO YO ERA CHICA , Y NO ENTENDIA PERO VI A MIS PADRES ABRASANDOCE Y LLORAR MUY TRISTEMENTE ME ASUSTE Y MI VIEJO ME DIJO DE MURIO EL GENERAL PERON , FUE UN DIA MUY TRIZTE YA QUE VI LLORAR A MIS PADRES Y HASTA EL CIELO LLORO , MI PADRE FUE UN BUEN SINDICALISTA Y ESTUVO CON PERON Y CUANDO VOLVIO LE DIJO A MI MAMA NEGRA NO ME LAVO MAS LAS MANOS EL GENERAL ME DIO LA MANO , LO QUE ES LA VIDA A MI QUERIDO PERON SE LAS CORTARON Y MI PADRE MURIO CON EL
ResponderEliminarGracias cumpa! Fuertísimo lo q compattís...muchas gracias! me alegro q t haya gustado...abrazo!
Eliminarimpresionante compañero. no se puede leer sin llorar aún cuando parece interpelar a la generación anterior a la mía, la de mi hermana que se fue de la plaza con la columna sur y después de muchos años de exilio caminó conmigo 12 horas para entrar a la casa de gobierno y saludar a Néstor por última vez
ResponderEliminarMuchas gracias compañera! yo no había nacido cuando murió Perón pero tuve la oportunidad d entrar a despedir a Néstor y la verdad q fue un momento durísimo e inolvidable...abrazo!
EliminarYo tenía once años cuando murió el General, no se si es cierto lo que cuento, pero es el único recuerdo que tengo de ese día, no se si fue exactamente ese día,ero recuerdo que un compañero de colegio y yo íbamos caminando rumbo a nuestras casas con nuestros guardapolvos blancos y estábamos tristes por la Muerte de Perón.
ResponderEliminarTremendo momento cumpa! Realmente es ser parte d un momento histórico bravísimo. Imágenes q t quedan grabadas para siempre...abrazo cumpa!!!
EliminarDesasosiego, orfandad, miedo, son algunas de las sensaciones que guardo en la memoria y que se vivieron ese día en mi casa. El llanto de mi abuela y de mi vieja, la desazón del abuelo carnicero y sindicalista, tristeza infinita. Huellas que, a los diez años de vida, te marcan a fuego para siempre. Revirtiendo esa frase maldita, digo, dándole una impronta positivista, puedo decir: "ALGO HABRA HECHO" para que generación tras generación, siga viva en el pueblo su recuerdo y su memoria.
ResponderEliminarImagino las escenas d dolor. muy interesante la vuelta d tuerca al " algo habrán hecho"...coincido plenamente...abrazo compañero!
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