jueves, 26 de julio de 2012

La antorcha


Se los dijiste. Se los escupiste en la cara como solías hacerlo. Con la crudeza con la que decías lo que decías. No eran palabras que se llevaría el tiempo. Eran palabras pesadas, cargadas de significado, que se imponen por la prepotencia de lo que está siendo dicho. Te subestimaron, como siempre. No creían que fuera posible. Realmente no te conocían. Volveré y seré millones. Y volviste. Resulta contradictorio decir que te fuiste. Siempre seguiste acá, en el corazón de tu pueblo.

Pero es lógico que no te creyeran, que no te escucharan. Para ellos sólo eras una pesadilla que pasaría. Una tormenta de verano que como viene se va. Pero no fue así. Además te consideraban una puta, una arribista, una trepadora. Y a las putas ellos no les creen. Ellas (las mujeres de ellos) tampoco. Ellas especialmente. A las putas no se las escucha. Las llaman así. Putas. Sin más. Y las putas sirven para satisfacer los bajos instintos de sus maridos. Los dejan ir con las putas así no las molestan. Así hacen sus chanchadas con ellas. Así cogen. Ellos van con las putas porque se coge con las putas, no con las madres de sus hijos. Con ellas se procrea, se reproduce la especie de su clase, su estirpe, la elite a la que viniste a romperle las pelotas. Por eso te odiaban. Por eso no te escuchaban cuando les decías lo que les decías. Pobres de ellos. Fuiste tan genuina que se los advertiste y no tuvieron la capacidad de escucharte.

No te importó que te vieran así. ¿O sí? Si, en algún punto te importó, no conscientemente tal vez, pero sí le importó a tu cuerpo que expresó tanto sufrimiento por el odio ajeno y no toleró tanta injuria. Pero seguías adelante. No se puede pretender que te quieran todos. Pero sí las mayorías. Por eso elegiste, vos elegiste quien querías que te quiera. Hay que sospechar de  aquel que le cae bien a todo el mundo. Elegiste porque venías de ahí, de las entrañas de tu pueblo, porque supiste siempre que para que tu pueblo tuviera algo había que sacarlo de algún lado. Hoy hay otra mujer que dice también cosas como las que vos decías. Con otros modos a lo mejor pero hasta por ahí nomás. Y genera el mismo odio que vos generaste en los mismos de siempre. En realidad ustedes no generaron ese odio. Ellos cargan con ese odio. Ese odio que contribuyó a que te consumieras. Tanta batalla tiene sus costos y cuando te enfermaste ellos miraron al cielo y agradecieron. Dios les sonreía de nuevo. No entendieron nunca nada. Ese paso fue el que te hizo eterna. Porque le dio dimensión a todo lo que habías hecho. Te metió de prepo en la Historia. A tu modo. Sin medias tintas. A todo o nada. Ellos creyeron que era nada. Y fue todo. Es el odio de los privilegiados de siempre, los que siempre ganan y se indignan cuando alguien les dice que no van a ganar tanto por el sencillo hecho de que todo el mundo quiere comer y vivir dignamente. Ellos jamás lo entenderán y  por eso las odian. Pero volvamos a vos.

Claro que elegiste. Elegiste las lágrimas que querías que te lloren. Las lágrimas de los tuyos que son tus lágrimas. Las lágrimas que lloraste cuando eras negada, humillada, ocultada. Hiciste lo que había que hacer para dejar de serlo. ¡Qué peronista es ese proceder, carajo! Te construiste sola, sin ayudas, con el fuego que llevabas dentro. Ese fuego que te trascendió, que excedió los márgenes de tu cuerpo joven. El fuego que te hizo eterna, la antorcha de los que nada tienen, de los que te lloran. El fuego que te marcó, el que construyó todas las Evas que fuiste, peleadora, gritona, combatiente, montonera, todas las Evas sos vos. No era así la Señora decían con desprecio los padres gorilas a sus hijos que te conocieron ya en la inmortalidad. ¿Qué saben ellos quien eras? Que nos van a decir cómo eras si nunca te conocieron, si nunca te escucharon, si fueron tan necios que no supieron que debían conocerte para vencerte. Por eso nunca pudieron matarte y decidieron esconder, desaparecer tu cuerpo. Creyeron que esa era la solución. Tiene su lógica. Si no eras más que una puta lo único que supieron hacer fue atacar tu cuerpo. Y nunca pudieron apagar tanto fuego, el fuego interior. Ya se van a olvidar de la momia decían. La Perona también te decían. No te daban entidad, creían ofenderte haciéndote una extensión del General. Justo a vos, como si que te dijeran tal cosa fuera a quitarte el sueño. Y te desaparecieron porque no podían matarte, temían matarte. Fuiste, tu cuerpo, un presagio de lo que vendría. Te desaparecieron. Pero ni así vencieron. Te hicieron más inmensa, más luminosa aún. Nunca el pueblo se olvidó. Las velas del pueblo seguían tu camino. Siempre. Y eso los atormentaba, ahí recién comenzaron a ver la fuerza de tanto fuego. El cuerpo es una circunstancia, lo que queda es la obra y allí late tu luz.

Sean fanáticos decías y como se burlaban de ello, ellos, los dueños de la razón. Lo vieron defecto, vos lo decías como virtud. Las cosas tienen explicación pero no todo puede ser entendido. Mucho menos si se tiene el corazón cerrado, oscuro. Se quiere y se cree, eso no es ceguera como pretendían quienes te odiaban. Eso es amor, sin más. El amor no se explica, se siente aunque contenga ribetes racionales, trasciende la razón, se explica desde otro lado.

Tomarán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria decías, rugías. Se seguían burlando. Así fue. Lo llevamos como bandera a la victoria. Con altibajos, a veces caemos, la bandera se ensucia por momentos pero flamea, nunca deja de flamear. Caemos pero la levantamos. Como se puede, a veces mejor, otras no tanto, pero la llevamos. No sos una estampita, nos damos cuenta cuando algunos usan tu nombre no como bandera sino como resguardo y la llevan sin convicción, los hipócritas que te usan pero no creen en vos. Lo bueno es que el movimiento que ayudaste a crear siempre genera a quienes la levantan con convicción, a los que toman tu legado, a los que sacan la bandera de tu nombre del barro para llevarla a la victoria que es tu victoria y si tu victoria se consigue es la victoria del pueblo porque vos representabas al pueblo sin concesiones.


¿Cómo nos van a decir ellos como eras si sos nuestra? Nosotros te conocemos, te lloramos, te reivindicamos. Y llevamos tu antorcha. Las antorchas siguen marchando cada 26 de julio. En tu memoria. Sos lo que nos enseñaste que eras, la antorcha que nos ilumina el camino, el camino del pueblo. Y con ese fuego iluminamos la noche y nuestras vidas.


Por qué hablé tanto de ellos se preguntarán en lugar de escribir sólo sobre Ella. Porque Ella fue Evita por ellos también y no sólo por nosotros. Porque no hablaba sólo de nosotros sino también de ellos y por eso los enfrentaba. Para que sepamos siempre que hay un nosotros y hay un ellos. Para que nunca olvidemos quienes somos nosotros. Por eso los nombraba, los denunciaba, por eso los utilicé para hablar de Ella. Porque Ella nunca se olvidó de ellos, porque siempre tuvo claro que para que todos tengan una vida digna había que pelear contra ellos. Porque ella no era condescendiente, ni acomodaticia, porque siempre tuvo presente de donde venía. Porque para saberlo, para nunca olvidarlo se referenció en quienes la combatieron, porque no se quedó en la cómoda de ser la mujer del presidente, la primera dama. Porque fue Evita para que ellos no se olviden de Ella. Para que nosotros sepamos que Ella sería siempre de los nuestros. Por eso fue simplemente Evita.



domingo, 22 de julio de 2012

Pestañas. Hoy: En Estados Unidos eso no pasa.


Espacio físico: hall y ascensor del edificio donde viví parte de mi infancia y adolescencia y un toque más. Es el edificio donde aún vive #madre.

Espacio temporal: mediodía, iba a garronear la comida y de paso visitar a #madre. ¿O al revés? Si, al revés, mejor al revés. Ya lo dijo Lorenzo Miguel: el peronismo es comer los fideos del domingo con la vieja. Cito de memoria, si no es exacta la frase sepan disculpar, la idea-concepto era esa.

Protagonistas: un copropietario del edificio, una vecina del departamento de enfrente de mi vieja y yo.

Situación: estoy esperando el ascensor y entra la piba. Veintipico, la vi crecer, cuando nació yo aún vivía en el edificio. Cuando llegué eran 4 hermanos. Llegaron a 11. Apenas un dato decorativo del relato. No es el meollo del asunto. La piba se sienta en los escalones de la escalera, a mis espaldas. Me saluda, no puede decirse que le estaba dando la espalda mientras esperaba el ascensor porque los ángeles no tienen espalda. Cua.

Llega el ascensor. Viene un flaco adentro, lo traje, al llamar al ascensor, del piso de arriba. Lo de flaco es una forma de decir. Es una especie de tolo Gallego en sus peores momentos dirigiendo a River, mejor al Rojo, ahí estaba más excedido de peso. Solo que con pelo lacio el chabón, no con los rulos del tolo. Y con el pelo, siempre, engrasado pero no de grasa de quien viene de laburar. Grasitud de que no te lo lavás demasiado seguido. Gorra de visera siempre puesta, con la visera para atrás. Siempre. También con el jogging clavado, siempre. El punto no es su vestimenta, ni si se baña, ni el olor que tiene, ni que la única actividad que le vi hacer en su vida es estar en la ventana de su departamento a toda hora, ni que su apodo fuera gordo, ni lo que se le cante. Un dato extra: es soltero y nunca lo vi con nadie, ni hombre ni mujer, dada la descripción expuesta dudo mucho que sea solo por decisión propia, no sé, digo. De malo nomás. Cada cual hace de su culo un pito. El tema es el diálogo que se reproduce a continuación…

Voy a entrar al ascensor. Hola digo. Hola dice el gordo. La piba se para de los escalones y dice: no, todo bien, suban, yo subo en el próximo. Ok respondo. ¿Me lo mandás? me dice. Dale contesto. Que se lo mande era que una vez que llegara tocara el cero para que el ascensor la vaya a buscar. Listo, cierro la puerta del ascensor.

El gordo, cuarentón calculo, (en su favor hay que decir que está igual que hace casi 30 años, lo cual o habla muy mal de sus años jóvenes o bien de sus años maduros, me inclino por la primera opción), con quien no tengo más trato que hola y chau más allá de que lo conozco desde que tengo 8 años, ponele, me dice: te dijo que se la mandes, je, en un presunto chiste sexual de género. Si le digo, ja. No me causo gracia pero bua, se baja en 3 pisos, ¿qué le voy a decir? Sigue. Siempre que me lo cruzo en el ascensor intenta generar charla. A veces soy medio ortiva, debo reconocerlo. Pero bueno, es el ascensor, no me charles mucho, no pretendas que tengamos un código amistoso que no existe. De todos modos siempre contesto, no soy de los que no saludan. De hecho me rompe que no lo hagan pero bue. Sigue el flaco, el gordo: es de fiera la negrapará negro… ¿te viste en el espejo? No voy a volver a describirlo pero no tenés muchos méritos como para decirle fiero a nadie, la piba no es lo que se dice linda pero tampoco para bardearla así, de cuerpito ahí anda, la carita no ayuda, no es un escracho así que te fuiste al carajo negro…no le dije todo eso, apenas pude pensar ¿vos me estás jodiendo? Prosigue el exquisito: yo no sé pero viste como es, las minas se casan y se dejan estar, eso en Esatdos Unidos no pasa…#nostapoelagua…mi única respuesta fue una sonrisa fingida, sin sonido alguno. Llegamos, se baja. Chau, chau.

A ver negrito, unas preguntitas: a)¿qué carajos sabés si en EEUU no pasa eso?, ¿pasa eso necesariamente acá?, ¿cuánto viviste en EEUU para afirmar tamaña pelotudez?; b)¿quién te dijo que la piba está casada y se dejó estar? c)¿cuándo te hiciste mujer, te casaste y te dejaste estar puesto que desde que tengo registro de tu existencia anduviste en jogging rozado de mugre, pelo engrasado y excedido de peso? d)¿en tu casa no tenés espejo, no? e)¿de autocrítica nada, no?...la verdad, un grande, tenés la autoestima al palo, papá!! O problemitas visuales, no sé, lo dejo a tu criterio…

domingo, 15 de julio de 2012

25X2

Apenas estabas asomando a la adolescencia. Saliste a caminar, decidido a comprarte música. Eran los inicios de los ’90. Fuiste hasta la disquería del barrio. Discos y casettes decía el cartel del negocio. Compra y venta. Andabas con dudas. Tenías dos grupos bien diferenciados de amigos. Los del barrio, los que estaban a la moda, no por ser fashion, término inexistente en aquellos días, sino porque consumían lo que se consumía en esos tiempos, la revista 13/20, escuchaban música pop, Erasure, Depeche Mode, Rick Astley, ¿se acuerdan de Rick Astley? ¿Se escribía así? ¡Qué pelotazo ese muchacho!

Tus otros amigos escuchaban otra cosa. Eran los del fútbol. Escuchaban rock, nacional e internacional. No tenías aún muy clara la diferencia entre unos y otros musicalmente. Hacía chirolas que tenías tu primer radiograbador. Para Navidad te lo habían regalado tus viejos. Te lo dieron con Languis, disco ultra pedorro de Soda Stereo. Papá Noel ya era historia y menos mal que así fuera pues de no ser así hubieras tenido serios problemas. Estabas en la duda decía. La duda era Depeche Mode o Rolling Stones. Braden o Perón. No habías escuchado mucho a los Stones. Era la época de los asaltos, de los lentos, de las primeras franelas.

Llegaste a la disquería. La duda pudo más. Fuiste, entraste y no te compraste nada. Pero la idea la tenías fija. Pronto lo harías. Ligaste unas vacaciones de garrón a Santa Teresita. Un gomazo fueron, para qué negarlo. Casi lo único que te dejó el viaje fue que te compraste un casette. Cuando llegaste a Retiro no tenías ni para el bondi. Zafaste que te fueron a buscar que si no te volvías a dedo. No sabés bien porque pero te decidiste por los Stones. Steel Wheels fue el casette que te compraste. Tenía pegada la calcomanía con el nombre de la disquería. Sin quererlo, sin saberlo elegiste un camino. El camino del rock. Evidentemente la moda no era lo tuyo.

Al poco tiempo los amigos del barrio también escuchaban eso. Los ’80, con su impronta modernosa los había abandonado. Dibujar la lengua en las paredes del barrio, en cualquier columna, en las carpetas del colegio era todo un desafío. Y también una búsqueda de identidad en un tiempo en el cual las identidades desaparecían. Parecía que desaparecerían definitivamente. El fin de la historia se insinuaba amenazante. El muro de Berlín y el comunismo estaban a punto de caer. No se terminó la historia. La historia no tiene fin, se construye día a día. Cómo verlo en ese momento si apenas podías ver más allá de esa lengua que forjaba tu identidad personal, un tiempo personal en el cual estabas construyendo tu propia identidad. Te salía para el orto la lengua, deberías reconocerlo. No era fácil dibujarla. En realidad a todos los que lo intentaban les salía mal. Sólo que a vos te podían decir que era una cagada. No eras muy grande. El matoncito de tu grupo, el que te tenía bajo su ala, el que te bancaba por tus habilidades futboleras que implicaban que jugaras para él porque eras garantía de triunfo, también hacía la lengua. Y no le salía mejor que a vos. Pero ¿quién le iba a decir que era así? ¿Quién se iba a animar si lo más probable fuera que te surtiera si se lo decías? No le convenía a nadie hacerlo enojar. A vos menos. Era tu padrino. Su presencia era sinónimo de protección. Pragmatismo, peronismo, why not?

Después de Steel wheels el recorrido fue zigzagueante. Te fuiste hacia el metal. Pero los Stones seguían ahí. Los Stones les dijiste siempre. Siempre te generaron bronca los que les decían los Rolling. O eran advenedizos o eran viejos que no cachaban un fulbo y se querían hacer los viejitos piolas y a esa edad, la tuya, los viejos no te cabían ni ahí. Los viejos en la tribuna como decía tu viejo que no se quería hacer el viejito piola y seguía a full con su tango.

También te generaba rechazo el escepticismo de los que, burlones, te bardeaban al Mick, es así, en la adolescencia se defiende a los referentes que configuran tu identidad. Con el tiempo te diste cuenta que de más grande también lo harías. Era un signo de lo que serías. Te brotaba esa postura de los que no se comprometen con nada ni con nadie, aquellos a los que todo les da lo mismo, son todos iguales para ellos. El cinismo los puede, les resulta cómodo, les da cierto aire de superioridad sobre aquel que genera un lazo, un compromiso con algo, con alguien. Te daba mucha bronca, decía, que bardearan a Jagger, te decían que le hacían lavajes de estómago para sacarle la leche que se había tragado. La de Bowie. De pendejo tales burlas generan odios y discusiones encarnizadas. Hoy te les cagarías de risa en la cara. En ese entonces te envenenabas que daba gusto.

Los Stones seguían un camino paralelo al de tus otros gustos musicales. Los empezaste a descubrir cronológicamente. Te fuiste a los inicios para empezar. Arrancaste de los ’60 hacia adelante. Los hits claro. Satisfaction te infla las pelotas hoy. No es así cuando sos un principiante. Además garpaba escuchar a los Stones. Eras casi marginal en tu grupete. Garpaba también entre las minitas. Jugabas al oscuro y escribías en tu pupitre I look inside myself I see my heart is black. ¿No te da un toque de vergüenza, hoy, a la distancia? Claro, imagino que sí pero seguramente te daba piné jugar al rebeldón niño incomprendido para hacerte el lindo con alguna chica, ¿no es cierto? ¿Habrás ganado algo con eso truco? Posiblemente, una pena que nunca me lo hayas contado.

Tuviste pocos acercamientos a la guitarra. El inicio de Start me up fue uno de tales frustrados intentos. Los otros fueron Humo sobre el agua de Purple y The unforgiven de Metallica. No pasaste de ahí. Las habilidades en ese rubro no te vinieron. Una pena pero no te dejó complejos. Los Stones también estuvieron ahí.

Decía que arrancaste cronológicamente pero no es del todo cierto. Empezaste por los clásicos, luego los ’70, los ’80 de los Stones no requerían prestar demasiada atención. El tema es que, de los ’70, te salteaste Exile on main street. No fue casual. Dejaste lo mejor para el final. Como comerse una medialuna desde los extremos hacia el centro. Allí descubriste unos Stones que no habías visto (oído). No había hits allí que sonaran en la radio. Le entraste por Tumbling dice. Decía que no fue casual que lo dejaras para el final. Todo lleva su tiempo, si hubieras arrancado por allí tal vez no te hubieran gustado, todo a su tiempo, en su medida y armoniosamente como decía el General. No estabas preparado para empezar por Exile. Loving cup, Torn and frayed, Happy, Sweet Virginia, Shake your hips, todas, los Stones a pleno.

Vinieron un día a  la Argentina. Los “dorados” ’90. El 1 a 1. Cómo no iban a venir si éramos el primer mundo. Ahí sí que te hicieron calentar Jagger y los Stones. Se reunieron con Menem. Te resultó una afrenta. Estabas más grandecito ya. Era lógico que te doliera, que te rompiera soberanamente las pelotas. Te rompió menos que si hubiera pasado cuando eras más chico, ya tenías medianamente claro que el rock no era sólo música, también era comercio, y política ¿por qué no? Justo con Menem. Sí, justo con él, en Olivos. ¡Qué fastidio! De todos modos hay que ser claro. Jagger y Richards no eran el Che Guevara ni pretendían serlo. ¿Los iba a putear por eso como Lanata que indignando se indignaba como le gusta indignarse a Lanata reclamándoles donde estaban los que cantaban Street fighting man? ¿Qué diría hoy Jorge de sí mismo si se viera desde afuera, no? ¿Si su propio recorrido lo hubiera hecho otro? Y bardeaba a los Stones… Igual los fuiste a ver a River. 50 pesos pagaste. Era un número. No tanto como los 50 que pagaste la segunda vez que vinieron, en las postrimerías del menemismo. Ahí dolieron mucho los 50. No te acordás si también fueron 50, los de la primera seguro. Lo que no te olvidás es como dolió pagar la entrada de la segunda. Los “dorados” ’90 se morían y se llevaban puesta la mentira que habían sido y, poquito después, nos llevarían puestos a todos.

Nos encontramos en el arco de la Almirante Brown quedaste con unos amigos. Entraste. No había arcos. Ergo, no había amigos que te esperarán en el arco. Te ves mirando alguno de los tantos recitales por la tele. Telefe los transmitió. Esa puta cobra escupiendo fuego al inicio del recital duró no más de 6, 7, 8 (cuak) segundos. Creíste que te morías cuando estabas ahí abajo. Que la quedabas ahí. Empujándote con los rollingas. Encima fuiste con el jardinero. Te quedaba horrible el jardinero, hay que decirlo. A casi todo el mundo le queda mal el jardinero. A vos peor. No quiero ser cruel, sólo soy justo. Tampoco te quedaba esa remera con la lengua en el pecho o la que tenía el número que usaba Jagger, era el 69, no?, ¿te acordás? Ni para dormir la debés usar hoy.

Conociste (le entraste) a Dylan también por ellos. Y lo viste en River. Eso también fue gracias a los Stones. Sin quererlo, sin saberlo, ayudaron a que siguieras un camino en tu vida. Rocanrollll nenenenene…

10 de los Stones…10 de las que más te gustan…10 que no alcanzan para contar todas las que te gustan…
Paint it black   http://bit.ly/AoUhxn
Wild horses   http://bit.ly/9FoPwX
Waiting on a friend   http://bit.ly/aKlcAx
Gimme shelter   http://bit.ly/bnwwLP
Beast of burden   http://bit.ly/4tnaqr
Street fighting man   http://bit.ly/4KWNh
Ruby Tuesday   http://bit.ly/bH24kO
Mother’s little helper   http://bit.ly/zqDVj7
Rock and a hard place   http://bit.ly/wf2XgV
She is a rainbow   http://bit.ly/bi1D09





sábado, 7 de julio de 2012

Amarillo y negro. Hoy: La dueña


Vuelve el Amarillo y negro con todo el glamour y el “champein” de una Señora como uno…ahí les va…

Me hace seña una señora en Arroyo y Suipacha. Parecía La dueña, una Mirtha cualquiera, pilcha tremenda, anteojos oscuros de la san Puta. Una reflexión para la calle Arroyo, la gente bien dice Arroyo de una manera especial, la erre la arrastra un poco, se regocija en ella, la ye la dice suave, como una caricia, sh sería el sonido. A Paraguay y Maipú me dice. Vamos por la 9 de Julio que el bajo es un caos. Caos, caos, qué palabrita tan TN…

Se pone a hablar por celular. Habla con Magda. Aaahhh! No venís al campo el finde?, bueno, la próxima nos juntamos a cenar en el patio. Corta. Suspira, qué gracioso dice para sí misma. Parecía CC Babcock de La niñera, esa risa sin carcajada tan propia de la gente de alcurnia. Risa escueta, austera, sin estridencias, no como la risa de los negros, de los grasas, la nuestra. Pintaba para comentario de la sección Frases chotas. Pensaba poner el acento en el nombre de su interlocutora: Magda, otra Señora con mayúsculas como ella seguramente. También focalizar en que irían al campo, una chacra bonita afirmaría con certeza. La cena, la gente como ella y Magda no come, cena. Supuse que quedaría ahí el asunto pero la señora decidió profundizar la contradicción.

¿Así que vuelven los cortes de ruta? mandó. Era 1 de junio, la mañana de la jornada que culminaría con la discusión subida de tono con la señora del post Esto es un comunismo. Aquí arranqué a levantar temperatura. Así parece le dije jugando a la ambigüedad y a que no me pinche demasiado. Y…si han desfondado el país, el Anses, todo, se creían que con YPF se iban a salvar pero quién va a venir a invertir en este país con la falta de seguridad jurídica que hay… (la inseguridad jurídica, ¿¿dónde escuché eso??, le dio una vuelta de tuerca para que no parezca que repite lo que dice TN, falta de seguridad jurídica dijo) Dudo que pensaran que con YPF se iban a salvar y que iban a encontrar una mina de oro acoté…claro pero para el fútbol para todos, el automovilismo para todos sí hay y ahora van por lo más puro que tenemos, el campo…y bueno, pero sigue ganando…(en el campo también ganó, eh?) y si, la seguimos votando la provoqué plantando bandera. Yo no la voté se sobresaltó, como si le hubiera tirado un bicho encima. Yo sí.

Aaayyy…¿estás tranquilo? me toreó, no, claro que no estoy tranquilo, si siguen intentando voltearla (a la yegua, nuestra yegua) desde el primer día que asumió en el 2007… Yo no la quiero voltear me dijo, hablando en mis términos, acercándose, la dueña rebajándose a mi léxico lumpen, y provocativa me tiró: a ver, convenceme. Se hizo la seductora, como la Legrand cuando se refriega la rosa contra su cara arrugada, simpática la vieja de todos modos. A ésto me refería en la publicación Esto es un comunismo cuando decía que hay personas que, aún en el disenso incompatible, mantienen la compostura, no se ponen del orto y no te agreden.

Mire, yo no la tengo que convencer de nada, cada cual piensa como quiere, no hay problema, pero me parece que es evidente que estamos mejor que hace 9 años, si quiere que vaya al terreno personal puedo decirle que, por primera vez en mi vida y en la de mi viejo que también era tachero tuve, por ejemplo, la posibilidad de tener un auto 0km, él fue 50 años tachero…(el caso personal pega, se quedan sin herramientas) no, claro, no niego que hubo méritos pero las cosas que hacen, ese Boudou, ¿¿cómo no lo meten preso??, no sé…hay gente que tiene mala memoria le mandé, no se acuerda de dónde venimosno, bueno, siempre se puede estar peor…

Recalculó y enfiló para otro lado…lo que me preocupa es la falta de libertad individual que hay…¿qué falta de libertad?, le parecey si, no se pueden comprar dólares, ellos se los compran los dólares (hay gente que no se puede comprar comida y se queja menos, doña) nooo, por favor, eso es una chicanano, no es una chicana, se llevan toda la plata¿usted piensa que se metieron en todo este quilombo sólo por la plata? Ya eran millonarios de antes, si quiere discutimos como la hicieron, si le gusta más o menos pero sólo por la plata…no, también por la impunidad, y la ambición de podery no les hubiera resultado más fácil seguir administrando lo que tenían, los hoteles, sin fumarse todo este despelote? me parece algo pobre el análisis…no tuvo más que decir, pagó, dio propina, y se fue. Adiós me dijo la Señora, la dueña. Chau le dije. La gente como ella dice Adiós. Yo digo chau.

domingo, 1 de julio de 2012

El primero


Era lunes. Era el primero de Julio. Qué joven eras. Te ves hoy y decís que joven era. Es injusto en cierto modo. Si bien pasaron 38 años y ya no sos tan joven, dudo que alguien diga que sos vieja. No vamos a hablar de tu edad aunque no sea algo que te moleste sobremanera. Al menos no en la superficie. Estás impecable para la edad que tenés. Me pasé de atrevido. Realmente no parece la edad que tenés. Sin dudas alguno de los amigos de tus hijos habrán fantaseado con tirarte algunos tiros, cumplís con el rol de veterana interesante para un chico de la edad que vos tenías hace aproximadamente 38 años. Te reís cuando te digo cosas como esas. Vos porque me querés decís. Es cierto. No pretendo ser objetivo, no soy neutral con vos, claro que no, no soy neutral con nada, vos mucho menos.

El asunto es que eras joven. Yo también pero estamos hablando de vos. La figura elegida para hablar de lo que vamos a hablar sos vos. Era lunes. Hacía frío. Al menos vos sentiste frío. Ese frío en los huesos que se siente más poderoso que el frío posta, frío interno, el frío de la soledad, del desamparo. Chispeaba. O algo así. Llovía. ¿Llovía? ¿Importa? Para vos y para muchos llovía y sabías que iba a llover mucho más. Que la lluvia recién empezaba. Una lluvia que parecía que no iba a terminar nunca.

Al viajar hacia aquel primero de julio las imágenes se te mezclan. Las ves difusas. No te remiten solo al 1-J. Se te vienen a la memoria otros dos días dolorosos. El primero de Mayo. Y el 27 de octubre. Vas al 1-M primero. No sabés porque se te enciman esas dos fechas. O si. Fue el presagio de lo que se venía. No es azarosa la asociación. Son fechas históricas, estabas viviendo la historia, la Historia con mayúsculas, la historia se te metía por los poros, te atravesaba, te deslumbraba. Y te daba miedo. Así es la historia. El miedo es parte de ella pero hasta ese momento estaba escondido, en un claro segundo plano.

El 1-M volviste a tu casa engranada. Caliente como una pipa solés decir. Por todo, por las broncas, por el desenlace, por la ruptura manifiesta. Llegaste con cara de orto. Un orto serio, hay ortos que son lindos, no era el caso. Apenas entraste viste a tu viejo, al gorila de tu viejo. Nunca pudiste creer que fuera tan gorila. Él nunca pudo creer que vos no lo fueras. En un punto sí. Fue culpa de la peronista de tu vieja. Te miró. Vos ni le dirigiste la mirada. Vos no lo viste pero tenía una sonrisa dibujada en la cara el muy choto. ¿Y? ¿te dije no? ¡cómo los echó el viejo de la plaza!, ¿te lo dije o no te lo dije? Ahí sí que lo miraste. ¡Y cómo! Ojalá nunca nadie me mire como vos lo miraste a él ese día. A mí no me echó nadie. Yo me fui solita dijiste y rajaste derecho para tu pieza. No podías creer que fuera tan cruel. ¿Por qué? ¿Te odiaba? ¿No había aprendido nada en todos esos años que fueron desde el ’55 hasta el ’73? No, no había aprendido nada. El odio lo cegaba. ¿No se daba cuenta que si se pudría todo no la ibas a pasar mal solo vos que, según él, fuiste echada de la plaza? No entiende nada dijiste. ¿Cómo puede ser tan gorila? Estabas re caliente pero no solo con tu viejo sino con el Viejo y con todo y con todos. ¿Cómo se pudo llegar a esto? No te hacías la cocorita con eso de yo me fui solita. Eso era sólo para torear a tu viejo gorila. Entendías que era inevitable que todo terminara así pero no creías que todo fuera a terminar así. Tan rápido, tan solo 2 meses después, sin margen para nada. Te habías ido enojada por los insultos, los recibidos y los lanzados. Estaba claro que eras imberbe, eras mujer y eras joven. Nunca te sentiste estúpida, solo cuando el pelotudo de tu viejo te dijo te lo dije o no te lo dije y no porque tuviera razón sino porque te lo decía él para hacerte sentir una estúpida, una boluda que no entendía nada. Estabas enojada pero no eras estúpida. ¿Qué pretendíamos? ¿Que lo putearan y que le dijeran puta a su mujer y no nos puteara? Uno se enoja, es parte del asunto, uno se enoja con alguien a quien quiere y no con alguien que no le interesa.

Los tiempos en aquellos tiempos iban a los pedos. Como ahora. Así es el peronismo cuando transforma. Todo es veloz, el tiempo es veloz como dice la canción, la historia en carne viva. La relación entre el 1-M y el 1-J que se te venía a la cabeza cada aniversario del primero de julio tenía su razón de ser, suponés. Tiene que ver con el hecho de que en esos dos meses asumiste que todo podía arreglarse, que era cuestión de conversar, de bajarse del caballo, que era posible otra salida, que si no era juntos nada bueno podía salir. No contaste con la finitud de la vida. Pequeño detalle. El Viejo se murió. ¿Cómo pensarlo? ¿Cómo imaginarlo? El Viejo no se podía morir. ¿Cómo se iba a morir si era el superhéroe que había venido hacía menos de un año a resolver lo que no se había resuelto en 18 años? Sólo él podía hacerlo. Con la participación de todos. No hubo tiempo. No hubo tiempo para nada.



La noticia no se volvería tolerable. Era realmente intolerable. Por eso sentiste el frío en los huesos, en la piel, inmersa en ese velorio multitudinario. Sabías porque estabas ahí, el pueblo, todo el pueblo sabía porque estaba ahí. Estaban ahí por el recuerdo de lo que había sido, por los años felices del peronismo, por los años dolorosos de la Resistencia, por el despojo del que había sido objeto el pueblo, por eso estaban ahí. Vos y el pueblo. Te daba cosa decirte pueblo, te sentías muy chica para jactarte de ello. No habías sufrido todo lo que ese pueblo peronista habías sufrido. Ni el nombre podían decir. Ni Perón. Ni cantar la marchita, les habían robado todo. Por eso lloraban como lloraban. Por eso llorabas como llorabas en esa cola interminable para despedirlo. También estaban allí, llorando, por la ilusión de volver a ser lo que se había sido. Un pueblo feliz. Con trabajo, con un manguito en el bolsillo, con futuro. También estaban allí, llorando, por tener la certeza de que, ese día, con la muerte del Viejo, nada bueno vendría. Nada. La lluvia seguiría por largo tiempo. Y sería feroz. Y parecería interminable. Pese al frío, pese a la lluvia, sentiste que estaban al horno. No se decía estamos al horno hace 38 años pero la sensación era ésa. Ni más ni menos. Por eso había que estar ahí. La Historia viva estaba ahí. Y se presagiaba trágico el futuro. Ahora si estamos solos te dijiste. Definitivamente la noticia no se volvería tolerable.

El 1-J no solo se había muerto el Viejo. Se moría una esperanza, una idea, una ilusión enorme corporizada en ese hombre. Pensaste que no volverías a vivir algo así. Hasta que una noche te viste otra vez en la calle. En la otra fecha que se te mezcla con el primero de julio. Era un 27 de octubre. Estabas en la plaza, 36 años después llorando a otro líder excepcional. No estabas sola, estabas con tu hija. Lloraban las dos. Se abrazaban. Estabas triste pero agradecías porque aquel primero de julio no fue la última vez que lloraste a un líder excepcional. Pero el 27-O no sentiste el desamparo que sentiste aquel 1 de julio. El de la muerte de Perón. El de la muerte de tu ilusión juvenil, de tus sueños adolescentes. Ya no sos tan joven, es cierto, lo maravilloso no es sólo la música que se llevó el General en sus oídos, ni la juventud que se fue puteando el 1-M para volver llorando el 1-J, lo maravilloso es que vos, hoy, como hasta el día previo a ese primero de julio frío, lluvioso, de 1974, te sentís joven, otra vez…