lunes, 20 de febrero de 2012

Y un día volviste...

Y un día volviste a la cancha. Hacía 6 años que no lo ibas a ver a River. La última vez había sido por la Libertadores, contra el Corinthians de Tévez, la noche que Mascherano se hizo echar para facilitarle las cosas al millo. El domingo pasado te invitó un compañero con rosca en Chacarita. Te amenazó con dejarte en la Plata si ganaba River. Te tuviste que fumar no gritar los goles. Estabas en la platea del funebrero. Fue mejor. Pudiste ver la fiesta de la tribuna repleta de River desde otro ángulo. Parecía otra hinchada, nada que ver con la histórica. Con la que alguna vez puteó a Francescoli. La que alguna vez, tras perder con Cruzeiro por la final de la Supercopa, escuchaste en la voz de un hincha de la popu que decía lo amargo que era Ramón Díaz, un goleador del carajo. La que rompía los carnets cuando dirigía Merlo, cierto es que jugaba horrible.

River había perdido todo. Hasta su identidad futbolística y no me refiero solo al pobre de jota jota López. Empezó antes el asunto. Con el karma de no ganar la Copa y suponer que se debía ser picapiedras para ganar. Hoy, con defectos y todo, volvió a intentar jugar como la historia de River manda. Sabiendo que, a veces, hay que hacer cosas que no necesariamente son lindas. Lo que vale es el intento de jugar con la pelota al piso. Estás convencido de ello. Con tipos que saben jugar. Primero un goleador que juega y hace goles como Cavenaghi. Que vino por la gloria, que lo ves correr y matarse en la cancha sin renunciar a su función primordial: hacer goles. Y el Chori. Con su fútbol de potrero, un fútbol que no recordabas que tenía, había jugado poco en tu River. Con volantes con llegada y gol. Con laterales que desbordan y defienden. Con defensores que no la revolean porque si. Con tipos como Ponzio y Trezeguet, el cual llora cuando hace un gol porque es de River, como vos. Y no podés dejar de pensar en jugadores como Crespo y otros que no volvieron y siguen afuera juntándola en pala. Cuánta necesitan? Eso les da una épica diferente a éstos que ponen la piel. Y es por River.

La actitud del gallina de ley te sorprendió. Vos, que siempre puteaste lo chota que era tu hinchada, lo desagradecida por momentos. Te acordás la noche que fuiste con tu viejo a ver a River. Contra Argentinos Jrs. era, un día de semana. Boca perdió contra Estudiantes, con gol de Trotta. Con ese resultado eran campeones sin jugar. Perdieron con gol de Cagna, el Cagna con onda, el peludo, el que jamás imaginaste que iba a ser capitán de tantos Bocas campeón. Y la salida de la cancha fue en silencio. Porque se había perdido, olvidando que se acababa de ser campeón. El aburguesamiento, el acostumbramiento conduce a no disfrutar de nada.

Y te acordás de tu viejo diciéndote, en plenos y gloriosos 90s River no era esto, eh, en los 70s estábamos casi igual que Boca en campeonatos…te costaba entender, eras chico. Claro, él había vivido los 18 años sin campeonatos, esa afrenta, el mismo número que la proscripción del peronismo. Esos fueron sus años de oprobio, de vergüenza si se quiere, de guardarse en realidad pero manteniendo la identidad. Desensillar hasta que aclare como decía el General. Peronista y de River, sin bajar las banderas. Ahora lo entendés mejor. Esos fueron los años de la popularidad masiva del millo, de gritar más fuerte en la adversidad, de su peronización. Para que te escuchen, eso es lo que viste el domingo en el estadio Único de la Plata. Un amigo tuyo, también gallina él, suele decir que por eso siempre detestó a los hinchas de Racing: por ser hinchas de su hinchada. Esa chicana usabas para joder a los bosteros cuando no ganaban y decían que eran la mitad más uno. No es el caso. Es volver a las raíces para recrearse.

Hoy lo interpretás de la siguiente manera: Es una cuestión de lealtad. De lealtad a una causa. Es un término que te gusta, la lealtad. Lo llevás en los genes. Lealtad a una bandera. Sabiendo que no existe la pureza, lo impoluto. Y cuando lo pensás no pensás solo en el fútbol. Vos sabés de qué estás hablando. Aprenderlo fue parte de un proceso. Tuyo y de River. Ya no más ídolos presuntamente impecables como Alonso que eligió irse campeón del mundo. Hoy el ídolo es Ortega, ídolo en desgracia, que pifia, que cae pero que es de River, qué más? Me hablarán de Enzo como ídolo inmaculado te decís. Pero a Enzo lo querés pese a no haber descollado casi nunca con Boca. Era como Rocky en tu adolescencia, siempre a punto de caer, siempre de pie. Hoy, esa hinchada a la que tanto puteaste festeja ganarle a Chacarita, aplaude el precalentamiento de Aguirre, ovaciona el ingreso de Trezeguet porque vino a ascender con River. Y eso es lo verdaderamente te importa. Ser de River por el solo hecho de serlo, por su fútbol, no ser hincha porque se es campeón. Así es fácil ser hincha. Es un momento luminoso de River. Necesitó esto para saber que era ser de River. Para volver a ser de River en serio. Sin miedos, sin traumas, nada más puede pasar, solo queda crecer, vivir y disfrutar. Eso querés, ya no tenés más miedo. Solo sos de River. Y volviste un día a la cancha. Y volviste a disfrutar. Como todos esos que no paran de saltar, de gritar, de festejar su orgullo de ser de River.   

2 comentarios:

  1. Emocionante post! sólo vos pudiste lograr que sufra, me emocione y me alegre con River!

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    1. Gracias x el elogio! El tachero k obra milagros! Desgraciadamente fueron más sufrimientos q alegrías en estos años pero bua, el fobal es así...

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