viernes, 22 de agosto de 2014

Rock se escribe con K. Hoy: Ella sí que era el fuego

Volvió Rock se escribe con K. En esta ocasión con un gran tema peronista de Los Redondos. Peronista se preguntarán con toda razón. Del Indio insistirán incrédulos. Claro que sí amiguitos…cada cual ve peronismo donde puede

Va a amanecer y desde el muelle 
veo el ferry en que te vas. 
El amor empezó a quedarte chico 
y el silencio lo enredó. 

Ángeles!! Yo ya no me puedo ir... 
me ata un fuego y mi sueño duerme aquí. 

Ella sí que era el fuego. 
Ella sí que bailaba en las llamas. 

Por primera vez tengo miedo 
de no hacer bien mi papel. 
Se que voy a perder un poco el tiempo 
y tirar con lo que hay. 

Ángeles! Yo ya no puedo partir, 
me ata un fuego y mi sueño duerme aquí 

Ella sí que era el fuego, 
ella sí que bailaba en las llamas. 

Apagó sus ojos tristes y luego embarcó... 
Recuerdos que mienten un poco 
(siempre fue así) 
Nuestro miedo helará este infierno creo. 
Sopla un viento frío en la ciudad.

En este día, 22 de agosto, el día del renunciamiento de Evita no puedo no encontrar un tinte reivindicatorio del Indio hacia la abanderada de los humildes. ¿A quién se puede referir al decir ella sí que era el fuego? ¿A quién si no a Evita? ¿O no dijimos tantas veces que se consumió en su pasión, en su fuego? ¿O no son  las antorchas el símbolo que la representa en las marchas en las que la recordamos cada 26 de julio?

Puede pasar 1 año. Pueden pasar 20 años. Y Ella sigue ahí, sigue ahí para nosotros, permanente, presente. Deja huella, no la podés olvidar, no hay manera de olvidarla, ni aunque quisieras podrías. No querés olvidarla. ¿Cómo vas a querer olvidarla si es parte tuya? Olvidarla es olvidarte, es perder tu identidad, es borrar una parte de tu historia.

Ella sí que bailaba en las llamas. Claro que sí. Y no le temía a las llamas, no le escapaba al bulto, iba al frente como loca, se jugaba el todo por el todo, no iba a medias. Ella también iba por todo. En ocasiones suele costar seguirle el tranco, difícil seguírselo, siempre parece poco lo que puedas hacer para estar a la par de ella, un poco cerca al menos. A eso remite el Indio al declarar por primera vez tengo miedo de no hacer bien mi papel.

Ella es la rubia debilidad peronista. La ves por todos lados, ella está siempre ahí, recogiéndose el pelo, rodete arriba, con la mirada fiera, sabiendo lo que quiere, la imaginás o la recordás levantándose el pelo y sabés que va a la guerra, agarrate que va hasta el fondo y si no estás a la altura de las circunstancias te perdés el tren.

También está su otra faceta. La del pelo suelto, al viento. Sopla un viento frío en la ciudad, el viento del sur. Y el gesto es otro, más relajado, es el gesto posterior a la batalla, el gesto de la satisfacción por haberse jugado todo, un gesto que delata paz, la paz del que sabe que lo dio todo, que no se guardó nada, la calma que se consigue cuando se tiene la certeza que se entregó todo sin importar el resultado. Hasta mansa parece en esa imagen que tenés en la retina aunque sepas que no tenía ni un pelo de mansa.

Ves el ferry que se va, ella que se va, el ferry como metáfora de la partida, ella nunca se va, ella no se va porque está en vos, se queda en vos porque de alguna manera la hiciste carne, la hiciste parte tuya y ella se hizo carne en vos.

El amor empezó a quedarle chico porque el amor la desbordaba, tenía que ir más allá, el cuerpo no le alcanzaba para tanto fuego y tanto amor. Más allá de los honores y la lucha lo que queda de ella es el amor. El amor a esa lucha, no pedía honores, sólo pedía amor y lo expresaba en la lucha, en esa lucha que te arrastra, que te conmueve, que te lleva como una correntada furiosa aunque creas que ya no te podés ir y que tu sueño duerme aquí.

Y un día apagó sus ojos tristes y embarcó, debió embarcar para no ahogarse en tanto amor y no quemarse en las llamas en las que gustaba bailar. Y se fue pero no del todo. Porque está en vos y en esta hermosa canción.

Recuerdos que mienten un poco (siempre fue así). Claro que sí. Los recuerdos siempre se quedan cortos, no tienen la capacidad de expresar lo que viviste, no hay imaginación que permita imaginar la realidad, esa realidad inabordable que fue ella. Y el miedo no helará ningún infierno, el infierno siempre será ese fuego maravilloso que te permitió creer, revivir, recuperar y reconocer tu identidad, saber el lado de la vida en el que querés estar parado. Aunque en ocasiones creas que no te da el cuero. Siempre da el cuero para más. Como a Perón cuando Lanusse dijo que no le daba el cuero para venir. Ella no tiene que volver porque nunca se fue. Está en vos, siempre en vos porque ella es Evita. El fuego. Ella sí que era el fuego. Ella sí que bailaba en las llamas…




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