Plaza del Congreso, jueves
a la noche, dulce espera de la concreción de un momento histórico:
nacionalización, recuperación, expropiación de YPF (utilizo las diversas
definiciones del hecho en función de abarcar a todo el espectro político, léase:
la primera, bien peronista; la segunda, peronista en su vertiente kirchnerista;
la tercera, para la izquierda-adherente o no- y la derecha-que pretende asustar
con la palabra expropiación-).
Una serie de
consideraciones que me llamaron la atención de tan célebre-celebrada noche.
En principio me llamó
la atención la naturalidad con la cual se tomó el evento en la plaza. Puede que
fuera porque era una votación de resultado casi cantado. A lo mejor porque nos
estamos acostumbrando a los festejos. Tal vez porque recitar el rosario de
logros de la gestión kirchnerista nos está amainando un poco la tensión que
solían provocar este tipo de eventos. Lo cierto es que me hizo cierto ruido el
relax que reinaba previo a la votación. Puede que un poco de todo. El asunto es
que me disparó reflexionar sobre el asunto.
Por un lado pensaba
en todo lo que suele reclamársele al gobierno que debería hacer, que expropiá ésto,
que recuperá lo otro, que controlá tal cosa porque sino sos cómplice,
a ver, ¿quién hizo tanto como este
gobierno en los últimos 50 años?. Es facilísimo ponerse a declamar lo que
se debería o no hacer pero bueno, no es problema nuestro tal actitud, es un
tema realmente menor a esta altura de los acontecimientos.
El punto que me lleva
a la presente reflexión es otro. Es el título pomposo que decidí ponerle al
presente artículo. Ya ha escrito sobre el tema bastante Ricardo Forster en el
libro La anomalía argentina
refiriéndose al kirchnerismo. A lo excepcional que es este momento histórico
político del país con el kirchnerismo como eje ordenador de todas las disputas.
Ahora bien, resulta, de todos modos, sorprendente la manera en que el propio
kirchnerismo ha naturalizado el proceso del que forma parte. Estar en la plaza
y ver, vivir, la tranquilidad, la alegría despojada de nervios que se percibía
en el ambiente, la seguridad con que se aguardaba el resultado de la
expropiación de YPF cuando se trata de una realidad impensable, inimaginable no
mucho tiempo atrás. ¿Cómo se llegó a ese
estado de cosas?
Yo fui testigo, como
Arturo Bonín, se me cayó una sota, de otras plazas, la de la 125, la de la ley
de medios, el aire resultaba irrespirable, especialmente la plaza de la 125, se
vivía con miedo, temores de fin de ciclo, de
que el sueño se acabara, de que fue
lindo mientras duró, de que era inevitable que así fuera, si así había sido
siempre en este país, al menos en el país en el que yo crecí, en el que yo
me críe, las ilusiones no duraban mucho, si es que las había…
El festejo de la
noche de la recuperación de YPF fue un festejo alegre, sin estridencias ni
desmesuras, pleno de certezas, sin rabias, sin llantos ni gritos destemplados. Fue
un festejo inevitable, hoy lo inevitable es ésto, la alegría, no la decepción.
Sin embargo no hay
que olvidar algo. No es algo natural lo que estamos viviendo. No eran así las
cosas. No hubiera pasado en la reputísima vida sin la irrupción del kirchnerismo
en la vida política argentina, no hubiera pasado sin la hegemonía político
cultural que logró construir este novedoso movimiento político, con todo lo que
expresa, con todo lo que representa. Un espacio que impone agenda desde sus
convicciones, que marca la cancha todo lo que puede, que impone condiciones. Ésto,
el modelo, el proyecto nacional y popular
no surgió de la nada, lo que logró y lo que logra día a día no es casualidad. La
profunda voluntad de cambio, transgresora, provocativa, sorpresiva, oportuna, todo
ello confluyó en la realidad que hoy vivimos. ¿Se acuerdan cuando se decía que
este gobierno no tenía un plan? Pobres de ellos…
El jueves en la plaza
solo vi a un viejo llorando. Los ojos enrojecidos de tanto llorar, pasaba entre
la muchedumbre como sin ver, vaya a saber uno en que estaba pensando, que
estaba recordando. A su alrededor cantidad de pibes, jóvenes festejando,
riendo, gritando, cantando. El contraste me estalló en los ojos. ¿Qué estaba
pasando ahí?
Los pibes, felices,
viviendo con frescura, con una naturalidad inédita para los mayores de 30 años,
inaudita para los gorilas. Para los de veintipico para abajo el kirchnerismo es
SU experiencia política, es LA política, su vivencia histórica pasa
por ahí. La política ES ésto. La política
no juega inevitablemente para las corporaciones,
contra el pueblo, para los sub 30 la política juega de cara al pueblo. En la
virtud por supuesto, pero también en las debilidades, ¿cómo olvidar a Néstor en
678 diciendo ¿y
a quién querían que ponga en el Banco Central? ¿A Kunkel?, ¿o cuando
desenmascaró a Magnetto admitiendo que se reunía con él? ¿O cuando asumió que
con el 22% no podía dar ciertas batallas?
Otra perlita que me
llamó la atención: en otras plazas había mucha más gente suelta, espontánea. El
jueves de la recuperación de YPF no tanta. Mucha militancia, mucho encuadre,
mucha organización. El espontaneísmo es volátil. La organización genera sentido
de pertenencia, cohesión, solidaridad, trabajo conjunto, colectivo. La organización vence al tiempo. Unidos y
organizados. Aprendizaje histórico que le dicen.
Por todo lo señalado
hay que cuidar lo conseguido. E ir siempre por un poquito más, forzando la
realidad, transformando, transgrediendo, corriendo los límites de lo posible. En
las lágrimas de ese viejo que las pasó todas, en la alegría de esa juventud de
historia política exclusivamente kirchnerista radica parte de la vitalidad del
proyecto. El resto está en la Historia, como soporte, como experiencia política,
en la voluntad transformadora, en la provocación por momentos adolescente tan
propia del peronismo, plebeyo, batallador, irreverente, en el hecho maldito que representa, en su capacidad de construcción
política, en su capacidad de acumulación en la búsqueda del poder, en la habilidad
para detectar donde está el poder real para pelearlo con las armas que se
tienen a mano, en sus ganas de romperle un poco las pelotas a los poderosos. No
es poco.
Teniendo claro
siempre que, para pelear con el poder, es preciso ganar en todos los frentes:
el económico, el cultural, el político, el social, el histórico. Y también hay
que ganar en la calle. Porque ahí, en la calle, está el pueblo.
Siguen sin plan. Medidas de coyuntura
ResponderEliminarCuántas medidas d coyuntura se tomaron en los últimos años, no? = t quiero! #vamoslosmillos
EliminarEstimados colegas:
ResponderEliminarLa Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual AFSCA ha creado desde hace ya algún tiempo la Agencia Nacional de Noticias Escolares ANdeNES como parte de la aplicación de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual. En tal sentido ANdeNES alienta la participación de las escuelas, sus docentes y alumnos en la construcción de noticias e informaciones, contempla la recepción de toda actividad que las instituciones produzcan, propongan o sugieran para su difusión, para constituirse en referencia de un trabajo sistémico interescolar a nivel nacional y regional.
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Pablo Campos
Director Equipo ANdeNES